París, Drouart, 1609.
En folio de (2) ff., 258 pp., (1) f. Encuadernado en pergamino flexible marfil, doble filete dorado enmarcando las tapas, medallón dorado en el centro de las tapas, restos de correas, lomo liso adornado con florones dorados, cortes dorados. Encuadernación de la época.
321 x 202 mm.
Rara edición príncipe de esta obra importante en la historia de la utopía. Celebra y propone una síntesis entre el aristotelismo y el neoplatonismo.
El autor, amigo de Ronsard, jugó un papel considerable en la corte de Enrique III y en la vida intelectual de su tiempo. Estaba encargado de distribuir los temas de los discursos sobre las virtudes morales e intelectuales en las sesiones de la Academia fundada por Pibrac, cuyos miembros eran Baïf, Ronsard, Desportes, d’Aubigné, así como la mariscala de Retz y Madame de Lignerolles. Del Bene había sido anteriormente, durante veinte años, secretario de Margarita de Francia, la protectora de la Pléyade, cantada por Ronsard y Du Bellay. Su Civitas Veri rendía tanto un homenaje a la memoria de su protectora como reflejaba sus ocupaciones académicas junto al rey. Como ‘El sueño de Polifilo’, el libro relata un sueño: Aristóteles conduce a Margarita de Saboya a través de las vicisitudes humanas en una Ciudad de la Verdad, que recuerda a la Ciudad de Dios de San Agustín. Este sueño, perseguido en un entorno arquitectónico, es característico de las corrientes intelectuales del Renacimiento. Dedicado por el autor a Enrique III desde 1585, la obra no fue publicada hasta 1609 con comentarios de Théodore Marcile – humanista holandés, sucesor de Jean Passerat en la cátedra de lengua latina en el Colegio Real – por el sobrino nieto del autor, Alphonse II Del Bene, obispo de Albi. Dedicó el libro a Enrique IV.
La magnífica ilustración, en el primer tiraje, incluye un título-portada grabado al aguafuerte por Thomas de Leu y 33 aguafuertes, uno de ellos a doble página. Ofrece algunas similitudes con las grabados que ilustran El sueño de Polifilo. Las cinco primeras planchas representan muy bellos arcos de triunfo. Las 25 planchas restantes son figuras alegóricas del peregrinaje y de la ciudad de la verdad: Trofeo en medio de un palacio, jardín interior de un palacio, Palacio de los vicios, Laberinto de la avaricia, Basílica de la modestia, Palacio de la mansedumbre, Domicilio de la arrogancia con adivinos, sabios y matemáticos, Teatro de verdor de la urbanidad, Templo de Temis, Templo de las vestales, … “Como tantas alegorías renacentistas, la ‘Civitas veri’ nace de una raíz medieval. El comentarista Marcile señala su deuda con ‘La ciudad de Dios’ de San Agustín, y de hecho el plan de la Ciudad de la Verdad evoca ilustraciones de manuscritos medievales de la Ciudad de Dios. El sueño alegórico en un entorno arquitectónico tiene un fuerte arraigo en la imaginación renacentista, como se ejemplifica en el ‘Hypnerotomachia Poliphili’, una obra a la que la ‘Civitas veri’, aunque de distinto temperamento, mantiene cierta relación”. (F.A. Yates, Las Academias Francesas del siglo XVI, pp. 111-116).
Jeanne Duportal en su Estudio sobre los libros con figuras publicados en Francia de 1601 a 1660, París, 1914 dedica 2 páginas a este libro clave en la historia de las representaciones de ficción al aproximar las grabados a las de Jaspar Isaac para los Cuadros de pintura al óleo de Filóstrato (1614). «El diseño de las planchas parece debido a un artista italiano tanto por los dos Hermes dobles que adornan el marco renacentista del título, como por algunos detalles de las otras grabados. Estas se asemejan a ciertas páginas firmadas por Jaspar Isaac, de ahí la posibilidad de la atribución a este artista. En la primera plancha, la duquesa de Saboya, Margarita de Francia, pasea en el jardín de su castillo de Rívoli, mientras planean sobre su cabeza, en forma de sirenas aladas, las doce Horas del día y las doce Horas de la noche. Aristóteles llega acompañado del autor del libro y propone a la princesa hacerle los honores de ‘su ciudad’. Se accede a ella por las cinco puertas de los sentidos que son tantos arcos de triunfo, con columnas corintias para el sentido de la vista, jónicas para el olfato, dóricas para el gusto, toscanas para el tacto, y compuestas para el oído. La plancha 8 muestra el plano de ‘la ciudad’. En el centro se alza la fortaleza de los tres sentidos internos, el sentido común, la imaginación, la memoria. Todo alrededor se disponen los palacios de las virtudes y de los vicios. En uno de ellos, la estatua de ‘la Justicia legítima’ domina una pirámide triangular cuyas caras soportan las representaciones del rey, de la aristocracia y de la democracia (pl. 22). Más allá se elevan los templos de la Ciencia, del Arte y de la Sabiduría (pl. 29). Al llegar al umbral de este último refugio, Aristóteles se despide de la real visitante. Toda esta simbología parece extraña en el siglo XVII. Pero la gente de ese siglo se complació en ello más de lo que se cree». J. Duportal.
Una gran potencia de evocación anima estas escenas alegóricas situadas en magníficos decorados arquitectónicos y arcos de triunfo.
“Un folio de principios del siglo XVII que posee un considerable estilo… En forma de tipo, en tipo de composición, y en composición, este libro tiene distinción.” Updike.
Ejemplar magnífico encuadernado en la época con vitela flexible marfil.
Procedencia: ex libris manuscrito bib. H. Albin.