Paris, Sébastien Cramoisy, 1624.
In-8 de (12) ff. et 328 pages. Plein vélin ivoire, dos lisse, traces d’attaches. Reliure de l’époque.
167 x 99 mm.
Edición original muy rara de «este precioso manual que se podría subtitular ‘El Edificio sin dolor’ (Jean-Pierre Babelon).
L’architecture françoise des bastimens particuliers apareció en 1624 en París con Sébastien Cramoisy. El autor es calificado en esa fecha de «médico del rey». Su vida es poco conocida; nació en Saulieu alrededor de 1579 y murió alrededor de 1640. Estudió medicina en París a la edad de veinte años. A su actividad como practicante pero también como teórico de la medicina se suman las curiosidades de un humanista y reflexiones sobre las mejores condiciones de existencia para sus contemporáneos. A ellas debemos su tratado de arquitectura. Como lo señalaba François Blondel, es natural que los médicos se interesen por la arquitectura, Claude Perrault es otro ejemplo.
Le premier témoignage que nous ayons de son activité est la traduction commentée d’un traité de Galien sur la saignée : Le livre de Galien, de l’art de guérir par la saignée, traduit du grec. Ensemble un Discours dédié à messieurs les médecins de Paris sur les causes pour lesquelles on ne saigne pas encore tant ailleurs qu’à Paris et pourquoy quelques médecins mesme ont détracté de cette pratique de Paris, un in-12 paru à Paris chez Pierre Mettayer en 1603. Nous le retrouvons ensuite en 1605, qualifié de bachelier en la faculté de médecine, témoignant déjà de son intérêt pour l’aménagement des logis en commandant l’exécution de deux cheminées en marbre de couleur pour sa maison de la rue Neuve Notre-Dame, dans la Cité. En 1609, nouveau traité, dédié à Godefroy de Pontac, De causis colorum sententia, avec des observations sur Hippocrate, De tetragoni… contra chymicos, Paris, chez Adrien Périer. C’est sans doute peu après 1614 qu’il faut situer son Discours sur le subject du colosse du grand roy Henry, posé sur le milieu du Pont-Neuf de Paris… avec un sommaire de la vie de ce grand prince, opuscule paru à Paris chez Nicolas de Montroeil, qui sera réédité au début du XIXe Siglo por Antoine Laurent Castellan. Savot es también numismático, como lo atestigua su Discurso sobre las medallas antiguas, grueso tratado de 400 páginas in-4° que aparece en París en 1627 con Sébastien Cramoisy, y del cual la Biblioteca Nacional conserva un ejemplar encuadernado con las armas de Condé.
En 1624 publica L’architecture françoise des bastimens particuliers. Sin duda había reunido reflexiones sobre el tema desde hace tiempo, y la publicación en 1623 del tratado de Pierre Le Muet, Maniere de bastir pour toutes sortes de personnes, debió apresurar su decisión de intervenir en el debate. Su competidor ejerce de arquitecto, al proponer a una clientela muy diversa un catálogo de planos tipo para todos los bolsillos. La obra de Savot tiene una tonalidad bien diferente. Los «particulares» a los que se dirige no son ni príncipes ni el pueblo llano: no hay palacios, no hay casas pequeñas, sino las residencias de la nobleza y la alta burguesía, hoteles para elevar en la ciudad, en los nuevos barrios donde se dispone libremente del espacio, o bien residencias «en el campo».
Médico y por tanto higienista, Savot aconseja a sus clientes para la construcción de la casa perfecta por el confort y el agrado, interviniendo en la mejor orientación, la mejor iluminación, la distancia necesaria de las caballerizas y las cocinas por razones de contaminación, ruidos, olores, humos. Regula sobre el lugar de la escalera, el número de salas, la disposición de las habitaciones y gabinetes, la perforación y el tamaño de las ventanas, la disposición de las chimeneas.
En sus reediciones, François Blondel observará que la obra fue escrita «para sacar a las personas honestas de las garras de los empresarios y obreros», anotación que sigue a las crueles acusaciones que se le hicieron a François Mansart en el panfleto de la Mansarade (1651). De hecho, Savot proporciona a sus lectores el mejor manual de uso para discutir con los empresarios de los diferentes oficios, les proporciona el detalle cifrado de los gastos que se deben prever, las condiciones de medición de las obras, e incluso la descripción de los materiales a utilizar, piedra, ladrillo, madera, yeso, terracota, sus dimensiones, su origen, su costo. Nunca se había abordado la construcción de una manera tan práctica, que permitiera a un particular supervisar personalmente su obra.
Por lo tanto, se entiende el éxito alcanzado por este precioso manual que se podría subtitular «El edificio sin dolor». Dedicado al efímero superintendent de finanzas Charles de La Vieuville, fue reeditado, siempre sin grabados, en 1642, y el éxito continuó mucho más allá de la muerte de su autor, ya que el arquitecto François Blondel, primer director de la Academia de Arquitectura e ilustre profesor, consideró oportuno reeditarlo, prueba de que seguía siendo útil para la clientela. Esta primera reedición apareció en 1673 con François Clousier el mayor, enriquecida con figuras y notas de Blondel (423 páginas), y la segunda en 1685, aumentada con nuevas figuras contemporáneas de su curso de arquitectura, permiten bien medir la evolución de las reflexiones de la sociedad sobre la casa y su uso desde la generación anterior.” Jean-Pierre Babelon (Institut de France, París 2006).
Precioso ejemplar conservado en su vitela marfil de la época.